lunes, 17 de noviembre de 2008

EL SECRETO DEL ORFEBRE


Acompañado por la confusión y el deseo, nuestro protagonista (y nosotros con él) viaja a través de una realidad confusa, en la que no sabe si está movido por el deseo, los sueños o realmente es la realidad.
Cautivado desde el primer instante en que la vio, siendo un chiquillo, y más tarde (¿o más temprano?) absorto por su belleza juvenil, Pedro (el nombre de su tío con el que debe identificarse, ni siquiera su propio nombre le pertenece) mueve su vida alrededor de Celia, una mujer (o apenas una chiquilla) de su pueblo.
En una novela en la que no sabemos si el tiempo se ha parado o nunca ha dejado de pasar, nos vemos envueltos en los entresijos de una complicada relación amorosa que va más allá de cualquier barrera social e incluso lógica. Una misma relación vista desde dos edades diferentes (un adolescente con una mujer madura, un hombre maduro con una adolescente), pero desde el mismo cuerpo sólo transformado por los años, que en absoluto consiguen modificar su deseo.
"El secreto del orfebre" no te dejará indiferente, con su lenguaje lleno de detalles, cada uno mejor que el anterior. Y, para mi gusto, con una sola frase que describe el libro al acabar:
"Sólo recordamos lo que nunca sucedió."
¿Quieres saber qué es eso que recordamos? ¿Te gustaría comprender si realmente sucedió o no? "El secreto del orfebre", de Elia Barceló, te dará las respuestas. O quizás sólo las preguntas que nadie más que tú puede responder.
Mi opinión es que se trata de un libro maravilloso, repleto de incógnitas que te harán pensar. Lleno de confusión y rebosante de deseo. Si con mi confuso resumen he conseguido provocar tu deseo de leerlo, creo que no te defraudará.
Podría gustar a gente a partir de trece o catorce años, que es cuando empezamos a sentir esos sentimientos nuevos y extraños de los que trata el libro. Eso que algunos llaman amor.
Anabel Navarro Gómez. 1º B.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el libro del que voi hablar es super mega guay sabes me parece chachi piruli sabes¿? jejeje